Tengo una edad en la que ya dejé de estar pendiente de muchas cosas. No tengo porque aclararle a nadie lo que soy, lo que hago, ni a donde voy. En este momento de mi vida, tampoco me importa si me quieren o me odian. Vivo mi vida sin hacer daño a nadie.
Nos vamos volviendo adictos a la soledad, a sentir paz, a no dar explicaciones, a tener nuestro espacio, a no dejar entrar en el corazón ni en la piel a cualquiera, a ser autosuficientes y a brillar así sea solos.
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