Es natural que te sientas vacía, que tengas miedo.
Es natural que hayas perdido la esperanza y por más que mantengas el rumbo, encuentras una decepción, el mundo ha perdido la belleza que alguna vez para ti tuvo.
Esto no te pasa hoy, te pasa cinco o seis de los días de la semana. Lloras por un montón de cosas que ya no tienen sentido. Pero todo eso es un reflejo de las heridas. Te pones muchos pretextos para no merecer los buenos detalles que te da la vida. Te ciegas constantemente. Porque sabes que no te duran.
Entonces te pones un escudo, un rostro para desanimar al que se te acerque. Pero no es porque no quieras sentirte querida. Traes corazón de piedra con actitud de mina. En el fondo necesitas la paciencia para que alguien encuentre todo el oro y los diamantes que traes adentro.