Puedo llorar de felicidad como también puedo llorar de tristeza, es una acción que desarrollo del mismo modo.
He aprendido que no es la forma en la que nos tratan, la que nos hace ser mejores personas, mas bien es cuando pasamos por situaciones difíciles y son estas las que nos impulsan a dar lo contrario de lo que estamos recibiendo; por eso es importante aceptar y reconocer que, para recibir algo bueno debemos estar conscientes que estamos haciendo bien las cosas, porque en el momento que entendemos aquello, habremos encontrado la respuesta a la pregunta que normalmente surge, ¿por qué me tratan mal? Si yo siempre soy bueno, etc, pero tenemos que cambiar ese pensar, porque si nos respetamos primero a nosotros, y escuchamos atentamente a nuestro sentir, lo que sigue será simplemente recoger el fruto de lo que estamos cultivando.
Tener en cuenta siempre que no debemos esperar que alguien haga algo bueno por nosotros, para devolverle el gesto sino más bien hacerle algo bueno a alguien, para así crear un círculo de buenas acciones. Te contaré una breve experiencia personal, hace un tiempo atrás yo era de las que no podía permitir que alguien me pidiera cambiar mi turno en la fila de un supermercado, es decir si tú estabas detrás de mi, y querías pagar tu botella con agua, yo consideraba que debían respetar el turno y hacer la fila porque es lo justo, (según mi energúmeno criterio), peor aún si veía que la persona tenía la intención de decirme que le ceda la oportunidad de cancelar solo su producto, ya tenía lista mi expresión en el rostro, para que si lo estaba pensando ni siquiera se le ocurra decírmelo. Para no alargar más este relato, me complace decirles que ahora soy yo la que mira atentamente si la persona que está detrás de mí, tiene solo un producto por cancelar, y es que comprendí que es mejor darle a alguien una buena experiencia de cruzarse contigo, a que seas el motivo negativo de su día. Después de todo quién era yo para considerar que es justo y que no. Por eso hoy te invito a que seas la experiencia positiva de la otra persona con la que te encuentras, aunque muchas veces no estemos en nuestros mejores momentos, debemos recordar que aquella persona no está enterada de lo que te ocurre y no tenemos porque descargarnos con ella.
“Airaos, pero no pequéis”. Me encanta esta frase.