Estás lastimado porque idealizaste y no te diste cuenta de que esa persona es como tú: con virtudes y defectos. No esperes nada de nadie, aún si cuando trabajas para ellos, no esperes a que te llamen, que te feliciten, que te reconozcan, que te acompañen). Porque si te fallan, vas a querer irte a otro lugar, hasta quizás quieras abandonar las metas que te has propuesto. Es por eso que no debes esperar nada de nadie. Necesitamos ser libres de la gente para poder ser personas sanas. En suma, debes soltar el dolor para llegar a ver tu meta y tu sueño cumplido.
Toda persona que te quite la libertad, que te hipnotice y te diga lo que tienes que comer, como vestirte, lo que puedes hacer y lo que no puedes hacer, es una persona “serpiente”. El pájaro estaba solo a centímetros de salvarse de la hipnosis de la serpiente. Pero hay gente que queda atrapada en personas “serpientes”: todo lo que te quite la libertad, todo lo que te ponga ritos, cargas religiosas, todo lo que controle tu vida no proviene de gente libre sino de gente “serpiente”.
¿Sabes por qué hay gente que se siente fracasada en sus sueños? Porque no sanaron sus emociones, se mantuvieron cautivas del dolor, atadas a las personas que las lastimaron y viven, piensan y sienten llorando. Esto significa que puedes vivir toda la vida dolido, pero tienes que aspirar a ser libre en tu corazón, porque cuando logres caminar sano liberarás todas tus fuerzas para conquistar todo lo que te propongas.
En cambio, cuando alguien te da una palabra de valor, de ánimo; cuando alguien te alienta, te acompaña, y eso te sirve para alcanzar tu próxima meta, tú le tienes que dar valor. La gente que te desafía a dar más de lo que tienes o crees que puedes dar, es el tipo de personas que necesitas tener cerca.
Nunca vas a ver fructificación, si primero no hay perdón y sanidad en tu vida.